Una vez le llegó un fax a Poncho Zuleta en el que le informaban que, a Emiliano Zuleta, su padre, le había llegado un cheque que provenía de las regalías de sus canciones.
“Yo tenía un sobregiro en el banco de Colombia y dije… este es el momento”, cuenta Poncho, quien llamó a Sonolux, la disquera donde debían autorizar el desembolso del dinero.
Pero en la compañía no fue posible que le dieran la autorización porque quien debía retirar o recibir el dinero era el mismo Emiliano Zuleta, a menos otorgara un poder a un tercero que lo hiciera en representación suya.
Entonces Poncho lo llamó a Urumita y le dijo que le mandara un poder para que el pudiera reclamar el dinero y luego enviárselo hasta allá.
Y ante la propuesta de su hijo, y conociendo los cuentos que este ha tenido con la plata tanto suya como ajena le dijo “nojoda, prefiero regalarle esa plata al mar”.